Tratándose de tirar aquí de Ron Howard, me parece que la definición perfecta para los dos está en "Cinderella Man".
Ambos son las dos grandes cenicientas de nuestro tiempo. Puro talento, trabajo y magia haciéndose poco a poco amo y señor de los mejores mediocampos de Europa. Un cuento de hadas. Y a ambos (salvando las diferencias) parece que se les acerca la medianoche de una era de dominio. Lo divertido ahora será ver qué son capaces de hacer antes de la última campanada.

Vale que Cinderella Man no es buen cine para nada... algo muy artificial. Pero hasta la cutre y horrorosa traducción que suelen hacer de los títulos originales en España viene bien para un posible desenlace ilusionante en el Mundial:
El hombre que no se dejó tumbar.